jueves, 26 de mayo de 2016

Mi opinion, Metafisica de las Costumbres.

METAFÍSICA DE LAS COSTUMBRES 

“Es de la más urgente necesidad el elaborar por fin una filosofía moral pura, que esté enteramente limpia de todo cuanto puede ser empírico” 
Immanuel Kant 
 



Si existe un escrito sobre la moral y sus principios donde encontramos una clara vista hacia el pasado esa es en la metafísica de las costumbres, donde Kant nos genera el debate acerca de la ética, la moral y por qué no sobre los principios propios de las personas. El libro también nos divide la lógica, la ética y la física; todo basándose en el concepto antiguo de los filósofos griegos sobre estas decisiones llevándolas a términos propios. 

Para Kant quien se  pregunta sobre lo que es deseable que haga cualquier persona, en la situación que sea, o en la situación en las que se puede encontrar y de esa forma dejar entrever que ética que conducirá sobre el fin de sus acciones. 

Genera un gran debate, del  actuar de la gente, si lo hacen por el deber ser, porque sienten que es su deber algo muy controversial hoy en día e incluso en su época revolucionaria donde tantas veces se ha llegado a concluir hasta qué punto la moral llego a decaer o renacer dependiendo el punto filosófico que puede llegar a tomarse sobre estos actos. Entonces podemos llegar a pensar que cuando las personas actúan de esta forma lo hacen bajo los principios propios de hacer lo que es correcto o solo porque la situación lo llevo a influir en esa acción.  

Entonces llegamos al punto donde tal como nos habla de en su libro sobre la metafísica, podríamos llegar a concluir o decir en palabras simples que es posible pensar que nada que pueda considerarse como bueno tiene restricciones, a no ser unabuena voluntad. Tanto los talentos del espíritu como son el juicio, el entendimiento hacia los demás y nosotros mismos, como las cualidades del temperamento (el valor, la decisión) pueden ser buenos y deseables, pero también malos y dañinos, dependiendo de los usos que haga de ellos la voluntad, el poder decidir tomar una acción. Ya que si no existe una buena voluntad (como principio de toda acción que es el origen de todo lo bueno e incluso de lo malo) que se acomode a un fin universal, nunca se conseguirá la satisfacción. Así, la buena voluntad se convierte en la condición indispensable para hacernos dignos de ser felices. 

Es solo, y solo el deseo de generar algo que puede realmente ocasionar esa felicidad, donde una persona debe tener en cuenta que todas sus acciones siempre tendrán repercusiones, pero estas y solo estas podrán definir si fueron tomadas con los mejores deseos. 

Es por esto que tanto énfasis se hace en la voluntad, ese deseo de realizar, de generar algo, es aquello que induce a la persona a generar el daño a otra, porque si no hay voluntad de general el mal, este acto que siempre será un pensamiento negativo en la mente del individuo jamás se realizara. 

Además Kant quien considera que el conocimiento racional es material o formal. La filosofía material es aquella que tiene como referencia determinados objetos y estos están sometidos a determinadas leyes, que a su vez se dividen en dos, leyes de la naturaleza (teoría de la naturaleza) o leyes de la libertad (teoría de las costumbres). La filosofía formal (llamada lógica) se ocupa de la forma del entendimiento, de la razón misma y de las reglas universales, sin distinción de objetos. 

Llama a la  filosofía empírica a aquella que se fundamenta en la experiencia (que en mi opinión personal tiene un gran valor, a pesar de las palabras de Kant quien en el libro parece ponerla a un lado aludiendo que las acciones generadas por esta no son del mismo valor que las tomadas por la fuerza de la voluntad originada de la lógica humana). Pero considera que aquella filosofía que presenta sus teorías a través de principios a priori, se llama filosofía pura, esta cuando es meramente formal se llama lógica, pero cuando se limita a determinados objetos del entendimiento se llama metafísica. A su vez la metafísica puede ser metafísica de la naturaleza o metafísica de las costumbres. 

Expone que debe haber una idea común del deber y de las leyes morales (a la que llama la filosofía moral) que tiene que conllevar consigo una necesidad absoluta y ser válida para todos los seres racionales. Así, las leyes morales (universalmente válidas según Kant lo cual es discutible pues no todas las creencias humanas se basan en los mismos principios, y puntos de vista sobre lo que es correcto) no se encuentran en la naturaleza del hombre ni en las circunstancias, sino solo en el concepto de la razón. Por lo que las leyes morales deben buscarse en una filosofía pura. 

No olvidemos que para Kant quien piensa y considera que la filosofía pura es solo aquella donde la persona actúa con respeto a su mente, su lógica, o llamaríamos la razón el eje de toda acción. Por eso es fundamentar explicar cómo él lo hace que esta filosofía no es más que el conocimiento al que llama priori que es absolutamente independiente de toda experiencia, no el que es independiente de ésta o aquella experiencia. A él se opone el conocimiento empírico, el que sólo es posible a posteriori, es decir, mediante la experiencia. Entre los conocimientos a priori reciben el nombre de puros aquellos a los que no se ha añadido nada empírico. Por ejemplo, la proposición “Todo cambio tiene su causa” es a priori, pero no pura, ya que el cambio es un concepto que sólo puede extraerse de la experiencia. 

Siento la gran controversia basado en esta parte de su propio libro, si tomamos en cuenta que el conocimiento del que nos habla Kant  es una lógica, o razón que cada persona cuenta como propia de la cual solo necesita la voluntad para realizar las acciones correctas, pero este pensamiento propio de él no sería el hecho que en palabras más y palabras menos que lo que induce este conocimiento no es la razón si no la moral individual que luego sería una ética en conjunto. 

Llegar a decir que el empirismo o mejor dicho el conocimiento de la experiencia pueden ser apartados a un lado, solo por el hecho que Kant presume que todo ser humano nace ya con una razón detallada, para él la moral no es otra cosa que la misma lógica. Y desecha todos los sentidos humanos de una forma abstracta y arrogante. 

Aunque no se puede negar y mucho menos despreciar que la metafísica de las costumbres es algo esencial, sobre todo porque nos llegar a planear algo tan fuerte como la voluntad, como el deber ser de los actos humanos y ser una base fundamental del derecho mismo. Pensar tal como propone en su libro que las leyes en general son universales por la misma razón que tienen los individuos es demasiado conflictivo para muchas personas, no hablamos de leyes universales escritas si no internas que se podría resumir en una ética universal para todas las personas, basados en que todos buscaremos ese bien común.  

Como el mismo nos llega a decir  “Si cuando voy a hablar a alguien digo la verdad, puedo decir que deseo que todos los seres humanos en las mismas condiciones digan la verdad. Si miento, en cambio, no puedo convertir ese principio en ley universal. Porque yo no quiero que me mientan a mí. Yo deseo mentir para obtener una ventaja, pero no quiero que los demás me mientan porque si no el diálogo sería imposible. La mentira no puede ser base de moralidad porque es imposible que sea convertida en ley universal. Si todos mintieran, nadie creería ninguna afirmación y entonces la mentira sería ineficaz. Como contrapartida, la verdad sí puede serlo. El principio verdaderamente moral es aquel que puede convertirse en una ley universal para todos los demás.” Immanuel Kant 

Acaso no significa que es la misma moral y no la razón la que induce a este conflicto. Sobre si mentimos está bien o mal, la razón de la persona podría influir basada en la fuerza de la voluntad no en la manera deseosa.  

Aunque es cierto que el mismo escrito nos llega a decir y es algo que comparto profundamente. Que si todas las personas buscan el mismo fin, que es actuar siempre de acuerdo a principios  que queramos sean de aplicación universal, tratar a la humanidad siempre como un fin en sí mismo y nunca como un instrumento o medio y actuar siempre por elección libre y autónoma, de acuerdo a nuestra razón, nunca por coacción. 

En pocas palabras que el ser humano actué de acuerdo con su filosofía pura y no por el miedo a tener represarías no por realizar estas leyes u principios que Kant cataloga como universales.  

Kant hace un esfuerzo que no se puede considerar menor, si no grande y con hechos, con una argumentación muy bien hecha, sobre todo entendible  en que el ser humano cuanto más racional más libre llega a ser. Menos sujeto a cadenas valorativas pero dejando muy a opinión personal del lector si esto en verdad podría llegar a ser posible.

Sobre el Alma de la toga


EL ALMA DE LA TOGA

“Abogado es, en conclusión, el que ejercer permanentemente (tampoco de modo esporádico) la abogacía. Los demás serán licenciados en Derecho, muy estimables, muy respetables, muy considerables, pero licenciados en derecho, nada más.”

Esta frase describe el pensamiento de Ángel Ossorio sobre su visión y su deseo de rescatar según este, el menosprecio constante hacia el Derecho, sobre el acto que constantemente a cualquier pusilánime se le llama abogado, o en nuestro país Colombia sencillamente Doctor, como si el esfuerzo y la dedicación de unos pocos que se dedican realmente al arte de litigar y ejercer la rama judicial fuera tan poca cosa.

El abogado, el verdadero abogado y no el licenciado en derecho, o el doctor en la calle, vive constantemente una lucha real, una batalla jurídica y moralista consigo mismo, con el entorno que lo rodea y con una sociedad basada en la ideología absoluta de que la ley es aquello que solo está escrito, la ley realmente nos puede dar justicia, acaso la finalidad de toda persona realmente enfocada en sus pensamientos, deseos, y actos de ser un gran abogado no es encontrar esa justicia para su cliente, para su defensor, o para incluso a quien acusa.

Si el abogado solo se basa en la ley siempre encontrara el hecho que no dará la sensación de la excelencia, esa sensación que la persona o individuo hizo lo correcto a pesar de los huecos que encuentre en el camino.

Un abogado más que un ser estudioso es alguien que debe tener en claro primero que todo que es lo que busca, que es lo que desea encontrar y sobre todo que es lo que su ética y moral le permiten aceptar, desea omitir y sobre todo que desea luchar. Una persona que deja de creer en sí mismo, no es digno de ser abogado puesto que somos los únicos que en nuestras manos disponemos la tranquilidad del otro, su integridad, su buen nombre y sobre todo su libertad. Un abogado debe llevar una coraza siempre dispuesto a resistir lo que dirán los demás, un abogado que tema a las palabras de terceros, al que dirá la gente es indigno de ejercer esta profesión.

Un abogado no puede darse el lujo de dudar a la hora de defender, a la hora de acusar o a la hora de observar, mientras que en otras carreras son aceptados los fallos, son permitidos incluso las omisiones de sus practicantes es en el área del Derecho, donde más se acusara, y más se recriminara los fallos, porque mientras el Medico cuida la salud del hombre y hasta la propia vida, es el Abogado litigante quien protege la libertad, ¿Qué es la vida sin libertad? Que es el acto propio de las personas tener derecho a decir, decidir y sobre todo actuar bajo sus propias convicciones, por eso tenemos que tener en cuenta muy en cuenta y perdón la redundancia en que nos enfocamos, una libertad para muchos hombres es más precioso que la propia vida misma.

Por todo esto el abogado debe saber y comprender perfectamente, que es lo justo, lo injusto y ponerse del lado correcto. Ya que la moral es algo demasiado individual y no es la misma para todos es donde nos encontramos el verdadero problema del derecho, de los abogados y de la misma sociedad que intentamos impartir justicia e imparcialidad de los justo.

Debido a esto todo Abogado litigante, e incluso algunos licenciados en Derecho, deben preguntarse los siguiente tal como dice Ángel Ossorio “Nuestro oficio ¿es hacer triunfar la justicia o a nuestro cliente?¿Iluminamosal tribunal o procuramos cegarle?”. Con este punto de vista nos hace llegar a esa espinosa conclusión, que parte debemos defender como Abogados, ya hablamos de la importancia sobre que debemos ser justos, imparciales y buscar la justicia para las personas que intentamos defender.

¿Pero si a quien defendemos es el culpable? Es crítico decir que uno como Abogado intentará que su cliente se declare culpable por algo que cometió, va en contra de nuestras normas como abogados. Hay una relación clara donde tenemos que defender los intereses de nuestro cliente.
Comienza entonces una verdadera lucha entre nuestra moral interna, la ética de nuestra profesión y aunque suene filosófico nuestra propia conciencia de que estamos actuando con respeto a nuestros principios, valores que se resumen en una moral que puede ser corrompida por la ética laboral sobre defender siempre y bajo cualquier causa a nuestro cliente.

Personalmente considero que esto es una cuerda floja, una línea delgada que es difícil y en muchos casos incluso imposible de separar. Ángel Ossorio nos habla de unas pautas, o puntos de vista donde hasta cierto punto esto podría ser aceptable, sinceramente creo que todo se podría resumir a dos casos aquellos donde el abogado tiene el derecho a elegir, donde se le pregunta directamente por parte de cliente, escucha su caso, debate consigo mismo sobre lo que es correcto, decide tomarlo o dejarlo basándose en su propia justicia.

Espero no sonar hipócrita y sobre todo irónico, pero el segundo caso es cuando este es otorgado por el sistema mismo, es entonces cuando un abogado debe aceptar siempre pero siempre que el caso de su cliente es justo y debe buscar la justicia para los beneficios de este. Pero no se puede juzgar a un abogado por hacer esto, la moral es un dilema de la humanidad, acaso como nos dice Ángel Ossorio el arquitecto no llenara de palabras bellas al contratista aunque sea caiga el edificio, o podríamos juzgar la poca moral e incluso cordura de un militar cuando corre con arma en mano contra las líneas enemigas. La moral es algo demasiado cambiante pero la justicia lo será? No se podría llegar a una conclusión rápida sobre esto, pero si opinar que cada vez, cada momento que pasamos ejerciendo la gran obra que es ser Abogado podemos llegar a la conclusión que en los tribunales el derecho es reemplazado por lo que es más cercano a la justicia.

Mis palabras se deben al acto que cuando hoy en día juzgamos a una persona primero preguntamos, ¿Quién es? ¿Por qué lo hizo? ¿Qué necesidad tuvo de hacerlo? Y un sinfín de preguntas más que nos hace llegar a la conclusión que aunque este hombre cliente nuestro sea culpable, debemos encontrar la condena justa e incluso su absolución si llegamos a demostrar aprovechando los grandes huecos que nos brinda el derecho positivo, la ley escrita en sí misma para buscar una sentencia justa.
A lo que quiero llegar y sin dar tantos rodeos, es que sencillamente el derecho positivo solo se basa en juzgar y ser juzgados, en que no se pregunta el porqué de las cosas. En cambio si algo nos deja en claro el alma de la toga, es que se debe buscar un enfoque humanista en ello, si una persona roba un pedazo de pan debería recibir el mismo castigo que el mata a otro por envidia de sus triunfos. ¿Habrá justicia o algo justo si sentenciamos a los dos hombres al mismo castigo?

Claro que no hay nada justo en ello, y esa es una gran falencia que nos da el derecho positivo, Ángel Ossorio intenta decirnos con gran interés, muestra de ejemplos y con un deseo particular que siempre nos pongamos del lado de la justicia aunque esta vaya en contra del mismo derecho positivo, eso sin importar el bando que deseamos defender.

El abogado es un auxiliar de la justicia, no su creador o incluso su verdugo. Cuando defendemos alguien debemos saber que no es aceptable incluso si es por el propio bien de nuestro cliente “mentir” cuando un Abogado miente, pierde toda credibilidad, ya no está en la línea o cuerda floja sobre la moral, sobre lo justo y lo injusto, sencillamente cae de esta línea, la sobre pasa y elige el camino fácil, un camino que deshonra su carrera y su profesión.

Aunque la mentira genere una falsa sensación de justicia al final solo generara más daño que bien, toda mentira es descubierta y más en una carrera donde el ingenio de buscar la verdad es una vocación que todo abogado debe tener.

No solo se descubrirá la verdad, si no que el abogado perderá la credibilidad suya y la de sus colegas, no será más que uno de los tantos por los cuales la sociedad juzga tan seriamente y sin vergüenza alguna la carrera del derecho y todo estudio que provenga de esta.

La mentira de un abogado conducirá al caos de su carrera, buscara demorar los litigios o buscar arreglos que no generaran justicia.

Un abogado no puede ser frio, pero tampoco emocionante, debe entender que sus actos se reflejan en un alma, en muchas carreras se trabaja con sus manos, su mente pero en ninguna se hace tan adentro como en la abogacía, el individuo trabaja con su espíritu, su alma, su deseo de encontrar la justicia. El abogado actúa sobre las pasiones, las ansias, los apetitos en que se consume la humanidad propia.
Si un abogado es ajeno a todo esto como lo entenderá su mente, como lo comprenderá su racionalidad si toma medidas solo porque piensa que es su camino más corto, que dirá su lengua su arma más poderosa si solo desea terminar el litigio sin comprender interior mente las consecuencias.

Un abogado simplemente no puede permitirse litigar sin que esto lo haga reflexionar pero tampoco puede llegar a dejar que estas acciones lo dominen en la búsqueda de su justicia. El abogado siempre se enfrentara a la injusticias de la sociedad, una familia que se agrede a sí misma, a un hijo malagradecido, al que ejerce la ley con demasiada autoridad o aquel que se burla de ella, decir que una abogado puede litigar y no verse afectado por todo esto, está generando una vil mentira.

El licenciado en derecho es un actor en el tribunal, y es algo hasta lamentable, pero es algo que debemos ir remediando, este siempre hablara, se escudara y dirá lo que más le plazca para conseguir su fin.

Pero si estos actores dejan de actuar, si dejan de ser el actor y se enfocan en la búsqueda de lo justo aunque signifique ir por encima de la ley escrita para demostrar al juez que nuestro cliente representa esa justicia entonces dejaremos de ver tantos licenciados en derecho y más abogados.
El ser abogado es una profesión mal vista, por que las personas aún no comprenden a lo que se enfrenta constantemente un abogado, lo justo, lo injusto o sencillamente hacer lo que es correcto y es en esto en lo que fallan todos los seres humanos en algún momento, y si no fuera así para que necesitaríamos a los abogados.